Mar en calma y Viaje feliz en un mismo libro, conectados por la narración visual de su ilustrador, proponen al lector las dos caras más extremas del mar y de la vida: en completa calma y azotado por el viento. Los sentimientos y emociones del poeta varían a la vez que lo hace el mar. Por eso es que pedimos tanto a los profesores como a los alumnos que busquen, en la sonorización del texto, una lectura expresiva que viaje de la tristeza, el tedio, el enfado o la desidia, a la alegría, viveza, ilusión y entusiasmo, al que se traslada el poeta a medida que la poesía llega a su fin.
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Nuestra segunda propuesta de lectura y creación contiene una estructura clásica: la historia avanza en línea recta de principio a fin, siguiendo el orden cronológico de los acontecimientos. Es lo más común en aquellas narraciones que se conciben para jóvenes lectores, donde los autores evitan, por lo general, la complicación de los saltos temporales.
En este caso, el héroe sale de casa a vivir su aventura y si bien es cierto que al final de la historia regresa al hogar, lo hace transformado por lo vivido durante su periplo, por lo que, aunque el lugar coincida al principio y al final, el héroe ya
no es el mismo. Es la estructura de los cuentos populares y la mitología, de la literatura más antigua de la Humanidad: el viaje del héroe. ¿Cuál es, entonces, la sorpresa de este título?
El personaje, un “héroe” feo, temido y apestoso, que busca una princesa a su medida.
Si bien la presencia de la literatura es habitual en el aula, son muchas las ocasiones en que su utilidad se reduce a la transmisión de determinados patrones que el adulto considera positivos en la educación del niño. Algunas bibliotecas escolares se ordenan en base a sus contenidos morales, a partir de los cuales se crean centros de interés. En dichos casos, la buena literatura se halla al servicio del deseo adulto por inculcar determinados hábitos o valores en los alum?
En ocasiones la didáctica de las buenas maneras deja de lado cuestiones como el deleite que proporciona la lectura de un texto bien escrito y bien ilustrado, la forma en que se cuenta la historia, la competencia crítica que adquirirá el niño en contacto con la belleza, el desarrollo de su sensibilidad, la mejora de su expresión. A veces, se nos olvida la importancia de su capacidad creativa e imaginativa. Buscamos que aprendan a leer, que comprendan los contenidos y se eduquen en valores pero ¿y la forma? ¿Dónde quedan las estructuras literarias y para qué sirven?
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El mes de julio impartimos on line un curso de formación a librería interesadas en Rutas de lectura. Durante dos semanas, El Buho lector, Cervantes, La Petita, Libros 28, El Faro de los Tres Mundos, Librería Lume y El Dragón Lector compartieron lecturas, opiniones e ideas sobre el proyecto.
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Nada enseña más sobre el lenguaje que jugar con él. La gramática, la sintaxis y la semántica presiden las aulas pero no son más que
herramientas para el objetivo primordial: Ser a través de las palabras.
Los mapas de los exploradores y de los cartógrafos no son iguales, pero conducen unos a los otros como si fueran partes de una misma rueda.
Los exploradores toman las rutas conocidas hasta su última frontera y dibujan a partir de ahí sus caminos: Nos muestran el curso de los ríos mientras los navegan, las selvas con sus criaturas, los valles desde la última cumbre escalada. Toman la realidad que sus sentidos perciben y nos la brindan como un sueño que impulsa nuestra curiosidad.
Los cartógrafos recogen esos sueños y los superponen, hasta encontrar las líneas que coinciden. No necesitan recorrerlas sino interpretarlas sobre el papel para que otros se orienten a partir de ellas.
Los niños y niñas son más exploradores que cartógrafos. El verano es su tiempo de aprender sobre el terreno, de elaborar sus propios materiales… o descubrir el Manual de recreo.
Detrás de lo que podría parecer un libro más de actividades se esconde un tesoro: una colección de propuestas interesantes, divertidas (a veces descabelladas) para poner a prueba nuestra destreza creativa y capacidad para repensar lo que ya sabemos e inventarnos el resto.
“Yo no puedo dibujar. Ni siquiera garabatos”. Algunos se encontrarán este problema al empezar el mapa y pensarán que es el fin de su ruta. Nada más lejos de la realidad. Rasgar, recortar, componer… Ya habéis visto que no faltan propuestas que para nada requieren el lápiz.
Entre nuestras favoritas se encuentra la estampación. Muchos materiales y formas pueden cubrirse de tinta e imprimirse una y mil veces, desde las patatas, las esponjas y el porexpán hasta los sellos de caucho que venden en muchas librerías y papelerías.
El mar que nos saluda desde la cabecera ha sido compuesto con tampones geométricos, pero el río que corre más abajo está realizado con la goma que llevan muchos lapiceros en la parte de atrás. ¡Y podrías hacerlo también con pintura de dedos y tus propias manos!
Seguimos recopilando propuestas, muchas de ellas a través de nuestras Librerías En Ruta. Las publicamos en facebook, así que buscad el icono con la “f” en la barra inferior de esta página, porque allí puede estar vuestra obra de arte.
En la fuente juegan a pídola interminables filas de gotas de agua: mientras una se agacha, otra salta sobre ella. La superficie tiembla y todas ríen. Nosotras las convertimos en doodles.
Ya os dijimos que este tipo de dibujo era sencillo e intuitivo. Os lo vamos a demostrar con estas dos tarjetas, que hacen las veces de casilla de salida.
La de color gris oscuro está pintada con rotulador blanco. Antes de que protestéis porque es difícil de conseguir, os recuerdo que todos tenemos lápices blancos en el fondo de nuestros estuches, así como cartulinas negras que nos sobraron del curso pasado. Son la pareja ideal y no sólo para desplegar una noche estrellada. Aquí hemos empezado con unos círculos vacíos, los rellenamos con otro círculo más pequeño y un punto grueso en el centro, para terminar uniéndolos con otros aún más pequeños que parecen huevos de rana multiplicándose en la charca. O el tapete de “crochet” de la Tía María, si lo prefieres.
La de cartón elige las líneas rectas en lugar de las curvas, cuadrados en vez de círculos. Los cuadrados se unen y rodean con un trazo más grueso de otro color. También se rellenan con cuadrados más pequeños y se adornan con estrellas por dentro y por fuera. Me parece que nos han escuchado y han sentido envidia.
¿Y tú? ¿Sientes envidia de lo bien que han quedado? Pues te aseguro que es muy fácil superarnos. Elige tus colores y envíanos los resultados. Eso sí: Utiliza un formato pequeño para tus primeras obras, que serán las que necesiten más concentración y paciencia… ¡y ten cuidado con las siguientes, porque puedes sucumbir a la enfermedad del doodle!