Tengo preparada una respuesta automática cuando me preguntan a qué me dedico: “Hago libros”. La tengo preparada porque antes me quedaba pensando un rato mientras mi interlocutor escudriñaba mi mirada perdida preguntándose si me estaba dando un tabardillo. Al fin y al cabo no es una pregunta tan complicada, ¿no? Y es la verdad, hago libros, pero para llegar a esto ha sido necesario vivir lo que me parecen muchas vidas.
Admiro a la gente con las cosas claras, que tiene una vocación definida y sabe perfectamente, como si tuviera un plan escrito, qué es lo que va a hacer el resto de su vida. Este no es mi caso.
Ya en el colegio te obligan a escoger entre ciencias y letras. ¿Qué pasa si te gustan las dos? En este mundo encaminado hacia la especialización, tener muchos y diversos intereses no tiene cabida. Debes decantarte por una dirección que te lleve a algo de provecho, a ser posible sin entretenerte ni dejar rienda suelta a la dispersión.
En el colegio tuve una profesora de Lengua que trasmitía de tal manera su pasión por los libros, por leer, por escribir… que te hacía adorar las letras y yo no era una excepción. Pero también me gustaban las ciencias y, además, no se me daban mal. Es en este punto cuando alguien se acerca y te dice que las carreras de ciencias están más valoradas y que te puedes ganar mejor la vida. Sí, escogí ciencias y luego una carrera acorde, Arquitectura, que parecía afín a mis intereses ¡y además dibujaban! Porque yo siempre he dibujado. Allí me enseñaron matemáticas, física, estética, composición, análisis de formas… ¡y tantas cosas más! ¿Me gustaba? Mucho. Aunque ahora, con perspectiva, pienso que si hubiera hecho Bellas Artes, Arte Dramático o Medicina también me habría gustado.
Pienso que me dejé llevar, algo tenía que hacer. ¿Iba por buen camino? En esos momentos no tenía ni la menor idea.
Afortunadamente, de pronto alguien te ilumina. En mi caso fue en la carrera, el profesor de Matemáticas Avanzadas II, y no porque me enseñase a hacer integrales dobles sino porque al comienzo del curso me di cuenta de lo poco que recordaba de Matemáticas Avanzadas I del año anterior y se me ocurrió preguntar por el propósito y el uso de esta asignatura en el ejercicio de la profesión, pregunta que perfectamente era extensible a otras tantas asignaturas.
Este hombre se quedó pensando un momento como eligiendo bien las palabras para su respuesta y entonces soltó algo que nos dejó a todos perplejos: “¿Conocéis las enredaderas? Me refiero a estas plantas que trepan y crecen muy rápido.” ¿Y eso qué tenía que ver? Sí, claro que las conocíamos. Continuó diciendo que a estas plantas se les ponen unas guías para ayudarlas a escalar. Yo seguía igual de confusa, ¿a dónde quería llegar? Reanudó su discurso afirmando que su asignatura era una de esas guías; la olvidada Matemáticas Avanzadas I del año anterior era otra; estética, una más; ir a una exposición, leer un libro, hacer ese curso de cerámica, tener una charla con alguien o ver una película, añadían guías a nuestra celosía particular. Esta celosía al principio puede ser muy pobre, con pocas guías o tutores, que así se llaman estos palos del entramado, pero la buena noticia es que puedes añadir más a voluntad. Y no sólo eso, puedes elegir cómo hacerlo.
Y entonces oí un click en mi cabeza. Algo encajó. ¡Claro que iba por buen camino! Es así como yo lo veo: todo lo que hacemos, estudiamos, vemos, escuchamos, disfrutamos (o no), va conformando esa estructura en nuestra mente. Cada uno la nuestra y eso hace que pensemos o que afrontemos un asunto, el que sea, de una manera u otra.
Si sólo tienes una guía, tu pensamiento será ese, con una dirección única, sin opciones hacia donde crecer, enriquecerse, cambiar o bifurcarse.

Si te dedicas a construir y a aumentar ese entramado incorporando más guías, tendrás muchas intersecciones, tu pensamiento se expandirá y podrás ver el mundo desde distintas perspectivas. Serás capaz de tomar muchos caminos. Tu mente se abrirá.
Esto me ha pasado muchas veces con mis libros. A veces llega una idea que al principio puede parecer absurda pero a través de esas intersecciones inesperadamente se conectan campos supuestamente inconexos y es ahí donde se produce la magia. De pronto encuentro una coherencia donde a priori no existía y surge el modo de cómo contar algo que puede ser desde otra perspectiva que lo hace más accesible o bien más ameno. Y así, un día aparezco en un territorio habitado por robots que me cuentan su historia (Robotland, Zahorí Books) y otro me pongo en la piel de un piojo (Manual de supervivencia para piojos, Litera Libros).
Volviendo al comienzo y a la pregunta de a qué me dedico, ahora que conoces esta historia, te diría que me dedico a cultivar enredaderas y que no sé dónde me llevará.

Ya he dicho que aquí cabe todo y yo me he embarcado en alguna que otra aventura que me ha llevado a hacer y a estudiar un montón de cosas, algunas sin un fruto o productividad visible, otras que nada tienen que ver con el mundo que me rodea y otras que, aparentemente, ni siquiera dejaron una huella.
Te invito a hacer lo que amas y lo que aún no sabes que amas (sí, hay que probar): Lee, ve al cine, al teatro, a exposiciones (de lo que sea), mira los componentes del champú, estudia algo nuevo, prueba un sabor exótico, abraza un árbol, habla con conocidos, ¡habla con desconocidos!, cocina una receta nueva, ponte un reto absurdo, camina, observa cómo se derrite un helado, examina el movimiento de una oruga, escucha el sonido del fósforo al encenderse, mete la mano en un saco de garbanzos, siente tu respiración, equivócate, viaja, vuelve a equivocarte… y adorna tu enredadera como quieras.
Biografía
Berta Páramo estudió Arquitectura pero el mundo de la ilustración y un Máster en Álbum Infantil Ilustrado desviaron su camino. Dibujar la ayuda a pensar y expresar su manera de entender el mundo. Está especializada en libros de no ficción y le gusta recorrer caminos inexplorados en los temas que investiga. Su primer libro ilustrado, Cambio Climático (Litera Libros), fue seleccionado en los World Illustration Awards y su primer libro como autora de textos e ilustraciones, Fluidoteca (Litera Libros), recibió una mención especial de Opera Prima en los Bologna Ragazzi Awards y de Propuesta provocadora del Banco del Libro de Venezuela. Desde entonces disfruta escribiendo e ilustrando sobre temas diversos que van desde los robots a desvelar los entresijos de nuestro olfato pasando por los piojos y otros bichos. También cultiva enredaderas. Para más información: www.bertaparamo.com
Edición: Beatriz Sanjuán · Freddy Gonçalves
«Este proyecto ha recibido una ayuda del Ministerio de Cultura y Deporte a través de la Dirección General del Libro, del Cómic y de la Lectura»
