Los ideales son una de las formas más certeras que tenemos de castigar a los otros y a nosotros mismos
Madres. Un ensayo sobre la crueldad y el amor. Jacqueline Rose
Introducción
En su libro Madres. Un ensayo sobre la crueldad y el amor, Jacqueline Rose explora hasta qué punto las demandas y expectativas que la sociedad impone sobre las madres son excesivas y acaban convirtiéndose en una forma de crueldad sobre las mujeres, a la vez que tienden a enterrar la realidad de muchos de los conflictos de la sociedad. Si pensemos ahora en libros infantiles sobre la maternidad y lo que reflejan nos vienen a la cabeza libros llenos de ternura donde abundan las madres perfectas y amorosas que nos gustaría ser. Libros que repiten una y otra vez lo mucho que las madres quieren a sus hijos y los hijos a sus madres y que son reflejo de ese ideal de perfección, amor y cuidado, que pesa socialmente sobre la maternidad -y que acaba recayendo sobre los hijos-. Y aunque sí hay autores y autoras que se atreven a mostrar mujeres más reales que no aceptan, o al menos se resisten, al rol social asignado[1] solo algunas valientes se atreven con las relaciones materno filiales y sus dificultades.
Madres reales y conflictos
Es el caso de libros como Madrechillona (Bauer, 2000) y El globo (Isol, 2002), que recurren al humor para mostrarnos a madres que pierden los papeles y gritan a sus hijos (una de forma esporádica, la otra, como forma de relación) o Madre Medusa (Crowther, 2020)que (desde la seriedad) nos muestra a una madre a la que le cuesta soltar a su hija al mundo. Los tres son libros escritos por mujeres, aunque desde distintas perspectivas.
Madre Medusa y Madrechillona: liberar a las mujeres del ideal del amor maternal de las madres perfectas.
En el caso de Madre Medusa, la autora dedica cinco dobles páginas, casi un tercio del álbum, al parto de Anacarada, la hija de la protagonista, algo poco común en la LIJ (Literatura Infantil y Juvenil). La autora nos presenta a una madre que quiere tanto a su hija que se niega a compartirla y se resiste a que juegue con otros niños o que se incorpore a la escuela.
En la Madrechillona de Jutta Bauer nos encontramos a una madre pingüina, muy humana que un día pierde los papeles y le pega un tremendo grito a su pequeño.
La mirada adulta
En ambos álbumes las autoras se alejan de ese ideal de perfección, pero, en el intento, se asoman también a las emociones infantiles. Y, conscientes de su lector final y del berenjenal en el que se están metiendo, deciden obviarlo, detener su exploración y reconducir la situación.
En el caso de Bauer, las emociones infantiles son precisamente el punto de partida y es el pequeño pingüino el que narra lo que le ocurre. Con el grito de su madre, este narrador desaparece y la autora cede la palabra a un narrador textual, en tercera persona, que nos dice que la madre lo recompone y le pide perdón; así como al final, un narrador visual, es quien nos muestra a madre e hijo alejarse abrazados y sonrientes.

Por su parte, en el libro de Crowther, no existe conflicto. O en realidad, ese conflicto que subyace entre los deseos de la niña y la madre, se disuelve y desaparece en el álbum. Aparentemente, sin mayores consecuencias: Anacarada se resigna y acepta, sin recriminaciones, la decisión de Madre Medusa. Además, la autora se encarga de mostrarnos que los excesos maternos no han tenido consecuencias en la niña que se integra sin problema[2]. En la historia, narrada en presente por una narrador textual y visual aparentemente objetivo, es la madre sobreprotectora quien se convierte en una gran observadora. Quizás esa protección desmedida es lo que le permite jugar con ventaja. Y ante el primer signo de descontento de su hija, le concede el deseo. El amor a la hija, excesivo en sus inicios, se transforma y lleva a la madre a soltar y socializar a Anacarada (y a sí misma, al menos en cuanto a su aspecto).
Qué es lo que hace que se produzca el milagroso cambio: ¿es la posibilidad de que su hija no la quiera?, ¿es su deseo continuo de complacerla?, ¿qué tipo de relaciones reproduce?

En ambos títulos, como ocurre en muchos de los libros para niños, el adulto escondido del que habla Nodelman,[3] aparece para tomar las riendas. Se trata de esa voz que sabe (o cree saber) lo que la infancia necesita, y una vez más, lo infantil de la literatura infantil se impone[4].
En los dos casos, como también suele ocurrir en la LIJ, los hijos carecen de voz[5]y agencia. Son sujetos pasivos de la historia. En el primero, el pingüino espera dócil a que su madre lo recomponga y le pida perdón. En el segundo, Anacarada espera resignada el cambio de opinión de la suya. Aunque, cuando la niña castiga a la madre sin dejar que la acompañe el primer día de clase, contribuye de forma pasivo agresiva a su transformación en una madre normativa.
Ambas autoras corrigen los excesos maternos con conductas amorosas que los compensan (Madrechillona pide perdón, Madre Medusa cambia por amor a su hija) y dejan sin reflejo (y hacen desaparecer) cualquier otro sentimiento que pudiese aflorar en los personajes infantiles. Como afirma Rose en su libro:
“Las madres no tienen el monopolio del amor en el mundo; tampoco cabe esperar eso de ellas. Porque cualquiera que se arrogue semejante monopolio lo que tiene es estrechez de miras. Y cualquiera que pretenda estar a la altura de esa exigencia sufrirá horrores. He aquí las historias interesadas del amor, y siempre suenan a hueco». (Rose, 2018, pág. 87)
Y en otro párrafo añade:
«…si les estamos pidiendo a las madres que sean perfectas, ¿cómo vamos a evitar que ellas mismas le pasen esa demanda al hijo? Así, toda madre que siga al pie de la letra este dictado no estará sino cumpliendo de manera perversa las exigencias del papel que se le otorga». (Rose, 2018, pág. 82)
De esa forma, el planteamiento inicialmente subversivo se disuelve en la decisión de las autoras de reconfortar a la infancia (y en el fondo, y sobre todo, a las madres); así también queda restaurada la maternidad como institución amorosa de cuidado. ¿Qué opciones le quedan a los niños ante tanto amor?
Y en estos libros infantiles, ¿qué concepto de infancia se baraja?, ¿cabe otra posibilidad?, ¿somos capaces de sostener ante nuestros hijos que nos puedan odiar, aunque solo sea un ratito?, ¿y nuestros hijos?, ¿podemos como sociedad permitírnoslo? Si como dice Rose, las madres no tienen el monopolio del amor y el cuidado, ¿a quién corresponde?, ¿y quién está dispuesto a asumirlo?
Fin de la parte I. Parte II: Jueves 7 de noviembre.
Notas al pie
[1] (Cinco minutos de paz, (Murphy, Jill Kalandraka 2016), El libro de los cerdos, Browne, Anthony, FCE 1991) La esposa del conejo blanco (Bachelet, Gilles, Buenos Aires, Adriana Hidalgo 2017 )
[2] aunque cuando nos fijamos nos damos cuenta de que solo cuando Madre Medusa se corta la melena y se vuelve una madre normativa con su falda y sus tacones, Anacarada se saca por fin el gorro y se suelta la suya.
[3] El adulto escondido, Pantalia publicaciones 2020.
[4] Según este autor, la literatura infantil no solo está impregnada de la perspectiva adulta, sino que es esa perspectiva la que la caracteriza y distingue de la literatura “adulta”
[5] No es casualidad que infans sea el que no tiene voz
Bibliografía principal
Bauer, Jutta. Madrechillona. Loguez, 2001.
Crowther, Kitty. Madre Medusa. Ekaré, 2020.
Isol. El globo. FCE, 2002.
LUNA MARTÍNEZ, América. Maternidad y literatura. Blanca Aurora Mondragón, Verónica Olguín y Flor Cecilia Reyes. La Colmena, [S.l.], n. 32, p. 37-40, oct. 2017. ISSN 2448-6302. Disponible en: <https://lacolmena.uaemex.mx/article/view/6500>. Fecha de acceso: 14 jul. 2024
Nodelman, Perry. El adulto escondido: definiendo la literatura infantil y juvenil. Zaragoza: Pantalia publicaciones 2020
Rose, Jacqueline. Madres. Un ensayo sobre la crueldad y el amor. Madrid: Siruela, 2018.
Silva Díaz, María Cecilia. «Madrechillona». Revista Babar.
Winnicott, Donald. El odio en la contratransferencia. 1947.
Adicionales:
Birkhauser, Sibylle. La llave de oro. Madres y madrastras en los cuentos infantiles. Madrid: Turner, 2011.
Rich, Adrienne. Nacemos de mujer. La maternidad como experiencia e institución. Madrid: Traficantes de sueños, 2019.
Bechdel, Allison. ¿Eres mi madre?. Reservoir Books, 2022
Biografía
Celia Blanco Vallejo. Estudió Derecho y un Master en Derecho de las Telecomunicaciones y Tecnologías de la información en Universidad Carlos III pero hace ya tiempo que dejó los despachos y las prisas para dedicarse a los niños y los libros. Realizó el Máster Internacional de libros y literatura infantil y juvenil de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y se convirtió en la Sra. Racho. Ahora trabaja algunos días en la librería infantil El Bosque de la Maga Colibrí. A veces escribe para tratar de entender el mundo y sus gentes en su blog vecinas de escalera junto a su cerdo Spoty y a veces da charlas para contarlo. También realiza talleres y actividades de mediación en bibliotecas y escuelas.
Edición: Beatriz Sanjuán · Freddy Gonçalves
«Este proyecto ha recibido una ayuda del Ministerio de Cultura y Deporte a través de la Dirección General del Libro, del Cómic y de la Lectura»
