Puedes releer aquí la parte 1, publicada el martes 5 de noviembre.
Una mirada diferente: el humor como subversión
Pareciera que lo que caracteriza a la literatura infantil es ese adulto escondido que sabe y decide lo que el niño necesita, pero también es cierto que, una de las funciones de la literatura es la de permitirnos explorar otras formas de hacer y sentir. El humor y la fantasía son dos de los recursos que utiliza para ello.
Por ejemplo El globo, (Isol[1], FCE 2002), libro en el que a Camila, una niña con una madre muy chillona, se le cumple su deseo un día: su madre se convierte en un globo y ya no grita más. Camila encuentra así la forma de quererla y compartir con ella tiempo y juego, en silencio.
Como hace Max en Donde viven los monstruos a través de la fantasía, Camila da salida a sus deseos más sombríos. Pero mientras que en el libro de Sendak, Max tiene que lidiar con su propia frustración, a Camila le toca una madre odiosa que grita por todo, todo el rato. Y mientras que Sendak, siguiendo la lógica de la historia, hace regresar a Max al reconfortante amor materno y al hogar, Camila no tiene a donde volver, e Isol recurre al humor para llevar la premisa hasta el final, y la madre se queda globo.
Porque, aunque Madrechillona y El Globo parten de una premisa parecida, hablarnos de las relaciones desde el humor, en el caso de Madrechillona acaba reducido a un ejercicio cómico. El estridente grito de la madre pingüina es tan fuerte, que las partes de su hijo quedan esparcidas por el mundo, con su punto álgido en el recurso de un pompis de pingüino perdido en la ciudad. Jutta Bauer abandona la exploración y retoma el control para salvar a la madre del lugar incómodo en el que la ha colocado, (dando de paso una solución satisfactoria de consuelo al niño-pingüino). En cambio, Isol no se pone un filtro sobre lo correcto y deseable. Se enfrenta a la posibilidad de que la relación no sea tan idílica, y que nuestros hijos puedan, de vez en cuando, odiarnos.
Con su deseo, Camila se rebela desde el primer momento a los gritos de su madre y cuando este se cumple, no se queda atrapada en una fórmula de amor que la obliga a resignarse (como le ocurre a Anacarada, la hija sobre protegida de Madre Medusa) o a perdonarlo todo (como en Madrechillona). Isol no necesita redimir a la madre y parte de otro lugar, porque tampoco pretende llegar a ninguno. No le interesa mantener la institución de la maternidad sino continuar el juego que inició y, con una mirada humorística, explora desde la posición de Camila, la hija. Coge a la madre que es muy real (la autora cuenta que se inspiró en una vecina[2]) y la abandona a su suerte. Se ríe de ella utilizando la exageración, la caricatura y lo grotesco. Y al hacerlo, aun sin pretenderlo, desacraliza la maternidad.

Ilustraciones de Isol para su libro El Globo, publicado por Fondo de cultura económica
Ni la madre ni la hija cumplen con las expectativas sociales. La madre no es cariñosa ni comprensiva y como la Pippi Calzaslargas de Astrid Lindgren o la Matilda de Roald Dahl, Camila representa una infancia con recursos para valerse por sí misma. Isol le da un punto de fuga de las normatividades adultas. La saca de la relación víctima-agresor sometida al juego del amor incondicional -todo sacrificio y perdón- que las madres han de sentir por sus hijos, y los hijos por sus madres. Aprovecha la distancia que se genera desde la fantasía y el humor para evitar cualquier tipo de identificación y, desde ese extrañamiento, busca un cambio de perspectiva. En ese juego, Isol no solo desacraliza las relaciones y pone encima de la mesa la posibilidad de que los hijos (también) pueden tener sentimientos contradictorios (algo poco usual en la literatura infantil y juvenil actual) sino que, y, sobre todo, juega con otras formas de ser hija.
Conclusiones
Desaparecen los arquetipos, pero se mantienen los estereotipos.
Desde que las madrastras desaparecen de los cuentos y la maldad de los álbumes infantiles, las sombras de la maternidad no encuentran lugar en la literatura infantil (o lo que es peor, en el inconsciente colectivo)[3]. Ese desplazamiento (o expulsión) de los malos sentimientos, promueven una representación ideal y sentimentalista de las relaciones materno filiales. Y en este enfoque, en el que, el amor no se cuestiona y puede con todo,[4] desaparece la posibilidad de que tanto madres como hijos exploren y comprendan la complejidad de sus emociones y relaciones, perpetuando un ciclo de expectativas inalcanzables, donde las madres son figuras de amor y sacrificio (a las que, no queda más remedio que querer) y los niños seres inocentes y dependientes.
Feminismo y subversión
En el libro Madres. Un ensayo sobre la crueldad y el amor, su autora Jacqueline Rose propone que el feminismo ha abierto la puerta «a distinguir el amor maternal como idealización social impuesta, del concepto de «preocupación maternal primaria» de D. W. Winnicott que… una madre dedica a su recién nacido sin caer en la trampa de vivir exclusivamente para el hijo«. (Rose, 2018, pág. 81). Pero la literatura infantil y juvenil refleja que todavía estamos lejos de conseguir deshacernos de sus imposiciones.
Seguimos esperando hijos dóciles y pasivos que necesitan que sus madres los rescaten con su amor y, aunque estas, ya no son perfectas, siguen siendo las encargadas de la felicidad y cuidado de la infancia. En el artículo Maternidad y literatura su autora América Luna reflexiona:
“El papel de las madres dentro del sistema patriarcal no se limita a producir hijos e hijas sino que tienen un papel fundamental en la transmisión de la ideología dominante; por eso, para Sartre las mujeres son semivíctimas y semicómplices. Si las mujeres se convierten en resguardadoras del sistema social predominante, lo hacen en primer lugar contra ellas mismas, pero también contra sus hijos e hijas.” (Luna Martínez, Oct. 2017)
Y Rose remarca:
«La verdadera cuestión es pues cómo otorgar importancia a cada nuevo nacimiento sin deshumanizar al bebé. Como escribe Adrienne Rich, «Todo bebé nacido», … «es testimonio de la complejidad y amplitud de posibilidades inherentes en la humanidad[5]» (Rose, 2018, pág. 82)
El humor como subversión
Obras como la de Isol nos recuerdan que, desde el humor y la fantasía, es posible explorar nuevas formas de relación, subvertir las convenciones y cuestionar las imposiciones sociales, incluso cuando lo que se trata de cuestionar es el amor incondicional. Porque todas somos madres odiosas en algún momento y reconocerlo (y reflejarlo) es necesario para amar y ser amadas.
«Después de todo, cuando lo que se espera de alguien, o lo que se le exige, es amor, podemos estar seguros de que el amor brillará por su ausencia, basta pedirlo para que el amor aplaste el objeto amado y se desvanezca». (Rose, 2018, pág. 81)
Notas al pie
[1] A Isol le gusta llevar a sus personajes al límite. Ella misma cuenta que le interesan los personajes infantiles porque para ellos “No existen los lugares comunes” (https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-6648-2010-11-28.html visto 25 de mayo de 2024) y eso le permite no hacer lo que se espera, jugar la dualidad de inocencia y oscuridad del niño, y generar controversia, siempre interesante para explorar.
[2] https://interseccionbibliotecascuyo.com/entrevista-a-isol-misenta/ visto 24 de mayo de 2024
[3] En los cuentos de tradición oral, hoy en peligro de extinción por políticamente incorrectos, abundaban las madrastras, que, frente a las madres ideales, y entre otros personajes, representaban la maldad y sobre las que los niños y niñas podían proyectar sus deseos inconfesables
[4] Según Winnicott, El odio en la contratransferencia (1947)[4] crecer en este tipo de ambiente en el que no existe reflejo de lo que él llama odio objetivo, incapacitará al niño para desarrollarse, al impedirle “tolerar el alcance pleno de su propio odio”.
Esa idea de odio objetivo a la que se refiere Winnicott queda muy bien recogida en la novela gráfica de Alison Bechdel ¿Eres mi madre? a la que también se refiere Rose en su libro
[5] O como lo expresa Isol, a mí lo que me parece muy interesante del niño como personaje es que está fuera de ciertas convenciones, no tiene tantas capas de defensa ni de armadura frente al mundo y eso lo convierte en un sujeto muy subversivo, es decir, rompe un poco con las estructuras porque quiere y porque no quiere también, simplemente por existir y aparecer como un ser nuevo en un ámbito en el que antes no estaba. https://interseccionbibliotecascuyo.com/entrevista-a-isol-misenta/
Bibliografía principal
Bauer, Jutta. Madrechillona. Loguez, 2001.
Crowther, Kitty. Madre Medusa. Ekaré, 2020.
Isol. El globo. FCE, 2002.
LUNA MARTÍNEZ, América. Maternidad y literatura. Blanca Aurora Mondragón, Verónica Olguín y Flor Cecilia Reyes. La Colmena, [S.l.], n. 32, p. 37-40, oct. 2017. ISSN 2448-6302. Disponible en: <https://lacolmena.uaemex.mx/article/view/6500>. Fecha de acceso: 14 jul. 2024
Nodelman, Perry. El adulto escondido: definiendo la literatura infantil y juvenil. Zaragoza: Pantalia publicaciones 2020
Rose, Jacqueline. Madres. Un ensayo sobre la crueldad y el amor. Madrid: Siruela, 2018.
Silva Díaz, María Cecilia. «Madrechillona». Revista Babar.
Winnicott, Donald. El odio en la contratransferencia. 1947.
Adicionales:
Birkhauser, Sibylle. La llave de oro. Madres y madrastras en los cuentos infantiles. Madrid: Turner, 2011.
Rich, Adrienne. Nacemos de mujer. La maternidad como experiencia e institución. Madrid: Traficantes de sueños, 2019.
Bechdel, Allison. ¿Eres mi madre?. Reservoir Books, 2022
Biografía
Celia Blanco Vallejo. Estudió Derecho y un Master en Derecho de las Telecomunicaciones y Tecnologías de la información en Universidad Carlos III pero hace ya tiempo que dejó los despachos y las prisas para dedicarse a los niños y los libros. Realizó el Máster Internacional de libros y literatura infantil y juvenil de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y se convirtió en la Sra. Racho. Ahora trabaja algunos días en la librería infantil El Bosque de la Maga Colibrí. A veces escribe para tratar de entender el mundo y sus gentes en su blog vecinas de escalera junto a su cerdo Spoty y a veces da charlas para contarlo. También realiza talleres y actividades de mediación en bibliotecas y escuelas.
Edición: Beatriz Sanjuán · Freddy Gonçalves
«Este proyecto ha recibido una ayuda del Ministerio de Cultura y Deporte a través de la Dirección General del Libro, del Cómic y de la Lectura»

Un comentario
Maravillosas entradas, preciosas fuentes! Os sigo!