Termina un periodo de duro trabajo. Al mirar por la ventana siento la llamada del sol, del aire fresco, de las hojas que amarillean… No siempre son las mismas las señales, pero sé hacia dónde me empujan. “Toma tus botas”… “Entra en el bosque”… “Sal a caminar”… El placer de mis pasos sobre la hierba o la tierra, envuelta por el sonido del agua o el viento, al ritmo del latido y la respiración.
Podría caminar sola. En cierto modo, caminar es un ejercicio solitario, una medida de tus propias fuerzas, un encuentro contigo mismo al final de tus pasos. Pero he hallado y envuelto mis grandes amores en este aliento del bosque y la montaña: mi pareja, mis hijos, mis amigos de la infancia… Los caminos son el marco de las fotografías que guarda mi memoria.
Hay, por tanto, varios pares de botas en el armario: algunas muy pequeñas, algunas muy gastadas. He de pensar una ruta donde todas tengan cabida y disfrute, donde la emoción de unos no se convierta en el fracaso de los otros. Donde la cumbre o el manantial nos reúnan finalmente acompasados, satisfechos.
Inicio la búsqueda. Muchos caminantes han recorrido los senderos antes que nosotros. Algunos incluso los han creado, recuperado, plasmado en mapas. Sus motivos han sido muy variados: hay caminos de supervivencia, de gloria, de destierro. Hay caminos comerciales, institucionales, de propiedad privada. Hay itinerarios radiales, circulares, alternativos, de dirección única. Se superponen calzadas romanas con majadas de pastores, centros de peregrinación con el último trayecto de los condenados a muerte. Voces que susurrarán historias en nuestros oídos mientras avanzamos. Tal vez sienta el impulso de volver a aquellas que nosotros mismos reinventamos.
Anticipo, sopeso, descarto… Elijo. Y paso a ocuparme de los detalles “prosaicos”: cuánto se tarda en llegar, si hay que solicitar permisos o reservas, si puedo acceder por mis propios medios, qué equipo necesitamos, qué alimentos y bebidas, qué abrigo. Caminar es viajar, salir de la comodidad del hogar, pero admite todos los niveles de aventura.
Y por fin, allí estamos: cara a cara con los charcos y las piedras, con la niebla o la avalancha de turistas. En el momento de la improvisación controlada, cuando sólo hay bocadillos de queso y uno de los miembros del grupo es intolerante a la lactosa. Cuando el teléfono donde descargaste la ruta se queda sin batería. Cuando el valle que recordabas sin tendido eléctrico, sin pavimentar, mecido por el eco de las esquilas, aparece atravesado por un imponente viaducto.
Tranquilos todos: no abandonéis ahora. Existen estos momentos en que el universo parece conspirar en contra. A menudo se convierten en portal de las rutas verdaderamente nuestras, en las nos pusimos en lugar del otro, aprendimos a escuchar, arriesgamos sinceramente.
Hemos llegado. Un tiempo sin medida envuelve nuestra mirada. Allí donde no es fácil llegar, todo sabe diferente. Aunque no podamos instalarnos en este reino de plenitud y asombro, todas nuestras células se colman de maravilla.
…
Creo que ahora a nadie extrañará el nombre de nuestra propuesta: Rutas de Lectura. Si bien se presenta como una “Guía para trabajar la comunicación en el aula”, todos sabemos que las etiquetas son más clasificadoras que descriptivas. En estos párrafos que hoy pergeñamos para las II Jornadas de Animación a la Lectura, Escritura y Observación, esperamos hacer un retrato mejor de este proyecto, que es en realidad confluencia de muchos otros, recogida (organizada) de experiencias y momentos y, sobre todo, invitación a emprender caminos nuevos en compañía de aquellos que, como vosotros, se acercan a explorar.
Partimos, nuevamente, del PLACER. Placer de caminar, de leer, que nos saca de la rutina hacia el descubrimiento. Placer de la Voz Literaria y gratuita, cuando el camino no es “un medio para”, sino el destino mismo, la propia realización.
En ese contexto tiene sentido el ENCUENTRO. No intercambiar “ejercicios”, métodos escolares de desciframiento y comprensión funcional, monosémica, donde los logros se traducen en puntuación y no en conocimiento. La lectura compartida habla de quiénes somos y del espacio insustituible que ocupamos en la comunidad, en el círculo en torno a la hoguera, más allá del pago del trabajo.
Ahí está el lugar de las brujas: mujeres al borde del camino y de la hoguera. Con poderes antiguos que surgen de la palabra pero no se someten al presente, a la comodidad ni al mejor postor. Cercanas a los extremos de la vida y la muerte. Hadas.
En nuestro caso la magia es humilde. Sabemos leer con pasión, revivir la emoción infantil y juvenil que supuso nuestro encuentro con los libros, escuchar la mente en expansión de los más pequeños. Nos sentamos junto a ellos y allí, a su altura, se extiende la alfombra mágica: EL ÁLBUM ILUSTRADO. Este género híbrido de imagen y palabra permite reconstruir la competencia tanto del lector como del mediador. Recorriendo su páginas se crea una situación de igualdad que permite incorporar a ambos a un proceso común de interpretación: el lector avezado se ve desposeído de las ventajas que le empujaban a prejuzgar al otro desde su zona de confort, mientras el lector considerado débil experimenta la libertad de seguir su intuición, hacer propuestas en la búsqueda del significado y emular los recursos aprendidos para componer sus propia comunicación literaria.
Ni el análisis de esta situación ni la metodología utilizada para profundizar en ella son en modo alguno invento nuestro. En el capítulo de introducción a las Rutas, se presentan y enlazan los discursos en que fundamentalmente nos hemos basado: el de Antonio Mendoza Fillola sobre La formación lectora en la etapa escolar, el de Cecilia Silva Díaz acerca de Álbumes metaficcionales y conocimiento literario y el de Aidan Chambers en torno a Los niños, la lectura y la conversación. Si a esto le sumamos el estímulo para la investigación que aporta Rosa Piquín Cancio en su publicación Proyectos Documentales Integrados, podemos decir que tenemos MAPAS CLAROS Y ACTUALIZADOS PARA EMPRENDER CAMINOS LECTORES CON NUESTROS NIÑOS.
Y sin embargo encontramos que el álbum no habita en las escuelas. Menos aún, en los institutos. Con suerte lo encontraremos en las aulas de Educación Infantil, allá donde el desciframiento no imponga todavía su absoluto gobierno. Porque a eso se llama “caminar”, se llama “leer”: al trayecto repetitivo que va de casa a la escuela, del libro de texto al examen, de la cartilla a los “retos lectores” que se miden “al peso”, por número de páginas.
Por eso creamos Rutas de Lectura para el entorno educativo y lo hicimos en colaboración con editoriales enamoradas del álbum ilustrado, especializadas en él y comprometidas con su difusión. Gracias a ellas pudimos elaborar una página web de acceso libre y gratuito, para un programa a largo plazo, de permanencia, sin las cortapisas de la moda y el mercado de novedades. Un programa que iniciamos desde la perspectiva de un tema básico, tanto para la Educación como para la Literatura: LA COMUNICACIÓN.
Las ocho primeras Rutas se abrieron como ramas en torno a un tronco. La primera sostiene a las demás mediante el acto necesario de preguntarse por el sentido, la FUNCIÓN DE LA COMUNICACIÓN en nuestra vida y nuestro crecimiento. Un clásico como Guyi Guyi, de Chi-Yuan Chen, nos permite nacer juntos, ser acogidos y a la vez tomar decisiones propias sobre nuestro sentido de pertenencia. Nos permite explorar la identidad.
A partir de esas experiencias compartidas, se van desplegando puntos de conversación y análisis, actividades de creación y aprendizaje. La Ruta 2 transforma un cuadro conceptual muy alejado de los intereses del niño en un cúmulo de situaciones familiares donde los ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN demuestran toda su importancia. El mensaje en clave, de Troshinsky, inicia el juego, con una estética retro y un mensaje intemporal.
La Ruta 3 está dedicada a la investigación, pero siempre más interesada en las preguntas que en las respuestas, en el proceso de “aprender a aprender” más que en los archivos. La cosa perdida, de Shaun Tan, nos sitúa ante esa información aparentemente inútil que resulta esencial en la infancia. Porque, al fin y al cabo, todos los niños pequeños son “recién llegados” a este mundo y necesitan aprender cómo funciona y hablar de ello con los demás.
En las Rutas 4 y 5 nos centramos en la COMUNICACIÓN NO VERBAL. La 4 reivindica LA DRAMATIZACIÓN COMO RECURSO, utilizando como referencia básica la obra de Tomás Motos Teruel y Francisco Tejedo, Prácticas de dramatización. Y qué mejor para poner en práctica sus sugerencias que un álbum sin (casi) texto como La puerta, de Michel Van Zeveren, una sucesión de escenas tiernas, divertidas y especialmente propicias para prestar atención a la expresión corporal.
EL PODER DE LA IMAGEN ocupa la Ruta 5. Siguiendo el fascinante vuelo de Los pájaros, de Germano Zullo y Albertine, viajamos a través del diálogo entre la imagen y el pensamiento. Descubrimos la riqueza de los recursos plásticos para abordar y renovar cualquier área del conocimiento: arquitectura, escultura, confección, estampación… Sumergiéndonos en estos saberes prácticos, nuestra mirada cambia, se expande. Multiplicamos nuestra creatividad.
Entonces nos lanzamos de lleno a la COMUNICACIÓN LITERARIA. La Ruta 6 propone un abanico de ESTRUCTURAS NARRATIVAS que lo mismo puede partir del análisis temporal que de las asociaciones sorprendentes, de los cuentos populares o de las biografías. Cuando nace un monstruo, de Sean Taylor y Nick Sharrat, tiene una pizca de todo ello y, puesto que nació de un poema tradicional brasileño, incluso podría formar parte de la Ruta 7, LA VOZ QUE CANTA.
En esta ruta, el juego poético transforma el mundo y nos lo devuelve envuelto en papel de regalo. Chamario, de Eduardo Polo y Arnal Ballester, es la joya literaria en que nos perdemos, jugando, para reencontrarnos más libres y humanos. Junto a ella conviven con naturalidad tanto las canciones infantiles como los ritmos de los más prestigiosos autores: Goethe, Cortázar o Rubén Darío.
El último itinerario, la Ruta 8, retoma todos los aspectos de la comunicación, esta vez de la mano de cuatro PERSONAJES COMPLEJOS Y LITERARIOS, protagonistas de sus respectivas series de aventuras: Pomelo, un elefante filósofo que explora el entorno en el que vive; Antonino, un montañero preocupado por el cuidado de la naturaleza y sus amigos; Pequeño Rey, siempre organizando su universo a través del juego; y Buh, un búho enternecedor que explora sus emociones en la relación con los demás.
¿Hemos llegado ya a la meta? Imposible. El placer de caminar es una llamada siempre abierta, que nunca se agota. Mientras contamos el proyecto a viajeros de aquí y allá, que se interesan por la lectura compartida con la infancia, surgen nuevas rutas en nuestro día a día con los niños. En este momento, dos guías más están en proceso de elaboración.
Una se centra en la presencia del UNIVERSO CIENTÍFICO en los álbumes ilustrados, ya sea en títulos de ficción que incluyan dichos temas o bien en títulos, cada vez más habituales, que priorizan el contenido documental e informativo.
La otra está destinada a EXPLORAR EL ARTE, creando al mismo tiempo estructuras expositivas y de contenido que actúen como herramienta educativa accesible para los centros escolares. Citamos nuestra propia Ruta 5 para cerrar nuestra intervención recalcando la importancia que damos a esta cuestión:
“El arte siempre es una transformación, no un mero adorno decorativo. Su finalidad no es la obra concreta, sino el propio proceso de búsqueda. Es ahí donde se genera el encuentro con el niño: con los pequeños que acuden a nuestras clases cada día; con el chiquillo que una vez fuimos o el que las circunstancias no nos permitieron ser; con el niño que aún permanece en nuestra curiosidad cotidiana y en nuestra capacidad para disfrutar del mundo en estado puro, como un infinito campo de juegos.
El álbum ilustrado materializa ese mundo y lo hace accesible a todos, no importa cuál sea su edad, el nivel de formación o la procedencia. Es una plataforma integradora de encuentro, que genera pasión, sentimientos compartidos, redes de comunicación.”
Equipo TresBrujas. Comunicación realizada por Lara Meana y Beatriz Sanjuán para las II Jornadas de Animación a la Lectura, Escritura y Observación, en la sede de la UIMP en Valencia. Julio de 2016
Fotografías realizadas por Roberto Molero
Ilustraciones pertenecientes a los títulos citados en el párrafo previo a cada una.
Un comentario
Fantástico reportaje y resumen de la rutas de lectura. Gracias.